lunes, 21 de septiembre de 2009

El ministro Vidal entre ruido de sables y rugidos de F-16

Ricardo Candia Cares

A la entrada victoriosa del Ministro Vidal al Senado, junto a los tres comandantes en jefe de las fuerzas armadas, le faltó solamente rodear el edifico del parlamento con tanques mientras la fuerza aérea, para robar puntería, derribaba el edificio mediante un preciso bombardeo.

Si por modernización entendemos, modernizar las maneras de las Fuerzas Armadas para derrocar gobiernos legal y legítimamente constituidos, entonces vamos por buen camino. El hecho de que el prepotente ministro Vidal haya subido de categoría para dirigir defensa es un buen augurio.

Con un gesto parecido al delantero que dispara un penal o un actor que representa a Otelo, el ministro Vidal ha cultivado un gesto de bronca aplicable a todo aquel que no esté de acuerdo con sus brillantes puntos de vista. Así se aun colega ministro o un patipelado cualquiera.

Condecorados y adustos, los comandantes en jefe escoltaron al Ministro en su comparecencia al Senado con el fin de presionar a los legisladores en sus proyectos magníficos para perfeccionar el mando de las Fuerzas Agramadas, agregándole ahora un escalafón más: el Estado Mayor Conjunto.

Con el velo de misterio habitual en un aspecto al que la democracia aún no llega, la defensa nacional sigue siendo un tema resuelto entre cuatro paredes y un cielo raso. Sin embargo, a favor de la transparencia hay que decir que es un avance que se publiquen, con una frecuencia de miedo, los chanchullos, coimas, comisiones ilegales, negocios truchos y mariguancias propias del Mercado Persa, en las que se involucran hombres de armas y material de guerra innecesario y vergonzoso.

Este 19 de septiembre habrá novedades en la Parada Militar. El ministro Vidal tendrá motivos de sobra para sacar pecho. Más de 120 aviones, primos hermanos de esos que volaron La Moneda con el presidente Allende adentro, rozarán el Campo de Marte dejando a su paso un rumor de motores a toda velocidad, y una cuenta en combustible que será secreto de estado.

También dejarán algunos recados que se podrán leer entre las estelas azules expelidas por las potentes turbinas. Como los mensajes enviados los vecinos. Cuidado. Meterse con Chile es meterse con el matón del barrio, transformado en el mayor comprador de armas de la región si se considera su población.

Otros lectores viven más cerca. El poderío militar de las fuerzas armadas chilenas, el que se puede ver y el que se sospecha en las agencias de inteligencia de las distintas ramas, las que, obvio, habrán visto incrementados sus equipos, entrenamiento y personal, en la misma proporción, pueden tener aplicaciones locales.

Los mensajes que emanan de los rugientes motores de los F-16, a sesenta millones de dólares la unidad, deben llegar también al mundo civil. Resulta una notificación a los porfiados que aún creen que los derechos de los trabajadores se conquistan luchando, porque nunca nadie les ha regalado nada. Que las reformas políticas que harán de éste un país de verdad democrático, serán alcanzadas, más tarde o más temprano, mediante gigantescos procesos de movilización las que incluirán, necesariamente, jornadas de desobediencia civil y huelgas nacionales.

Las fuerzas armadas, financiadas con la riqueza de este país, deben estar sometida al control democrático de sus habitantes. Hasta ahora, sólo un puñado, los mismos de siempre, son quienes manejan lo que afectará a todos. La participación de los sectores hasta ahora marginados de la toma de decisiones y de la discusión de los asuntos del estado, resulta una amenaza que para el sistema es necesario alejar.

Así, el sistema político que se aplica en Chile, es coherente con las necesidades de la Doctrina de Seguridad Nacional, vigente como filosofía de las fuerzas armadas. El binominalismo que inhibe el acceso a poderes del Estado a parte importante de la población, el sistema económico fundado en el mismo principio de exclusión y todo el resto, es parte de un todo en que las armas ponen la garantía final

Mientras no se destierre de las Fuerzas Armadas las concepciones autoritarias que han permanecido incólumes en su interior, los procesos, democráticos y necesarios para la lucha política, estarán viviendo bajo una persistente amenaza.

Demostración de lo anterior fue el ruido de sables, verdadero proto amotinamiento muy cercando al tancazo de julio del 1973, que significó la irrupción prepotente en el Senado de Vidal y sus escoltas con charreteras. O que se explique un significado legítimo y menos intimidante de esa operación.

El 19 de septiembre se estará frente a un nuevo Día de las Glorias del Ejército. Habría que ver si en esa tradición en que se celebran proezas tales como la Pacificación de la Araucanía, la matanza de la Escuela Santa María, entre otras glorias no menos heroicas, se encuentra la madre de todas las batallas: el asalto y Toma de la Moneda.

Y si se les puede agregar otras proezas de renombre, como la del Retiro de Televisores, Colombo, Caravana de la Muerte, Albania, Cóndor, entre otras no menos heroicas.





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